Al igual que cualquier idea controvertida, la lectura del Tarot es uno de los temas que más divide las opiniones de las personas. Hay muchas ideas absurdas tanto en esta cara de la moneda como en la otra. Y está bien, las diferencias nos hacen humanos también. Pero las cosas empiezan a cambiar cuando las personas no tienen la capacidad de distinguir entre una idea objetiva o subjetiva; y el fanatismo sostenido por el ego.
Por supuesto que existen muchas personas que se dedican a estafar y muchas otras que han sido estafadas y engañadas en temas relacionados con el Tarot. Ahora bien, pensando de manera objetiva… ¿Si muchas personas han sido engañadas en un tema en concreto, ese tema tiene conexión directa con el engaño? Justo aquí está uno de los problemas; muchos piensan que sí, ya que nuestra mente ha evolucionado con el paso de los siglos para mejorar nuestro tiempo de reacción asociando situaciones con objetos, personas, ideas y muchas otras cosas.
Pondré un ejemplo muy simple. Si tienes algún problema de salud y acudes al médico; pero este de alguna u otra manera logra engañarte para pagarle algo que no necesitas; te sentirás personalmente simle y crédulo cuando te enteres. Pero si empiezas a notar que hay cada vez más y más personas que les sucede lo mismo que a ti, o algo muy similar; probablemente empieces a sentir enojo y rechazo.
Es aquí donde, con el paso de los años, la opinión popular de las masas sociales y lo que comúnmente se conoce como el efecto rebaño entran en el juego. El efecto rebaño se conoce de esa manera debido a que las personas empiezan a transmitir una opinión o una idea que se va tergiversando a medida que es interpretada por más y más personas; ya que como sabemos, no todos tenemos la misma percepción de la realidad. Es así como entonces se hace posible que, con el paso de los años, las personas podrían generar cierto rechazo a la medicina debido a que es asociada con efectos de estafa, engaños y hurtos.
También debemos entender que estamos viviendo la “era de la información”; pero así como tenemos acceso a casi cualquier cosa en cuestión de segundos, también tenemos acceso a todo tipo de desinformación. Así que debemos afinar nuestra percepción y criterio para discernir correctamente entre lo real y la ilusión.
Hoy en día casi nadie entiende cómo se trabaja el tarot, pero no se debe a que sea complicado. Se debe a que desde hace cientos y cientos de años se nos ha enseñado una forma específica de aprender cualquier cosa. Probablemente se nos haya enseñado incluso a comparar cualquier nuevo hallazgo con lo que ya conocemos, y si no se parece al método tradicional de aprendizaje, solemos rechazarlo; al igual que nuestra mente está formada para temerle a lo desconocido.
Por supuesto que la lectura del tarot no ha sido explicada, ni será explicada próximamente por el método científico tradicional. No aplica en este método y por lo tanto es rechazada como una ciencia. Pero eso no quiere decir que no funcione o que no sea real.
Con el paso de los últimos años, la comunidad científica ha tenido que bajar la cara y aceptar que muchos aspectos en los que anteriormente se burlaban, que se creían imposibles desde una perspectiva física, han sido probados por ellos mismos. Un ejemplo de esto puede ser el conocido experimento de la doble rendija, que desde la perspectiva de la mecánica cuántica se llegó a la conclusión de que un fotón de luz es capaz de cambiar su naturaleza física por sólo ser observada. Este es apenas el principio del descubrimiento del poder de la consciencia sobre nuestro mundo físico.
El Tarot per sé no es más que una técnica en la que gracias a nuestra vista y a nuestra intuición, tenemos acceso a nuestro subconsciente; el cual es el encargado de recibir, almacenar y decodificar casi 30 millones de bits de información, a diferencia de nuestra consciencia; que sólo trabaja con 5 bits de información por segundo. Esto quiere decir que todo aquello que no podemos percibir de manera consciente, nuestro inconsciente sí que lo recibe, almacena y entiende. Y que, gracias a esto es posible que muchas de las respuestas que no podemos ver estén almacenadas en nuestro inconsciente.