Muchas personas que acuden a un tarotista para que directamente les de una solución a sus problemas, que las cartas le indiquen qué puede hacer o dejar de hacer para que su problema se solucione. Este planteamiento es erróneo, las cartas están para ayudarnos, para darnos diferentes visiones de la situación en la que está el consultante, y será él, con su libre albedrío, el que elija cual debe ser el camino a tomar en base al mensaje que ha recibido de las cartas.
Para mí, unas preguntas más acertadas serían las siguientes:
¿Estoy preparado para una lectura de cartas del Tarot?
¿Estoy dispuesto a dejarme guiar por el Tarot?
¿Quiero que las cartas me digan la verdad o lo que yo quiero escuchar?
¿Voy a reflexionar después de la lectura de cartas del Tarot o no las tomaré en serio?
Y muchas otras preguntas que servirán para sincerarse consigo mismo.
En una lectura de cartas, el Tarot nos estará aclarando situaciones que por nosotros mismos somos incapaces de solucionar. Nos dirán de dónde viene el problema, cómo está ese problema en el presente, quién o quienes están a nuestro lado ayudándonos o perjudicándonos, y también, en base a la predisposición actual, cómo se desenvolverá el asunto que se está tratando.
Hay que recordar, que nosotros creamos nuestro propio futuro y que por eso el Tarot nos dirá lo que pasará en base a las circunstancias que acontecen en el momento de la tirada. A partir de la tirada de cartas las cosas cambiarán porque dispondremos de una información que antes no se tenía y que ahora nos hará cambiar el rumbo en el camino antes elegido. Esto no quiere decir que todo cambie, pero sí que habrá cambios si se sabe aprovechar el mensaje trasladado por las cartas del Tarot. Si no se hace nada y todo permanece igual, la predicción de las cartas se acabarán cumpliendo.
El Tarot es una herramienta para bucear por el inconsciente, saber qué deseos hay ocultos en el consultante, y hallar el porqué de todo los que nos pasa. También es la manera de que nuestros guías nos transmitan ese mensaje que también estamos esperando para poder solucionar lo que tanto nos aflige, o para que nos digan qué opción de las que se nos presenta es la mejor. No todo tiene porque tratar sobre temas negativos, también puede ser sobre acontecimientos positivos como uniones matrimoniales, embarazos, nuevos trabajos que nos ilusionan o cómo nos irá en una nueva ciudad a la que el consultante se ha trasladado a vivir.
La desconfianza cuando se acude por primera vez a un tarotista es lógica, es una experiencia nueva llena de incertezas, pero no se puede ir a una lectura de cartas con la predisposición de “poner a prueba” al tarotista, porque si no perderemos la oportunidad de hacer un camino los dos juntos que les lleve a esa luz que ilumine la oscuridad de las dudas. El consultante debe ayudar al tarotista a encontrar las respuestas, no a ponerle “pruebas” para probar sus habilidades. Recuerda, el camino en una tirada de cartas se hace juntos, no cada uno por su lado; si tú ayudas, las respuestas no pararán de llegar.
Para encontrar a un buen tarotista la intuición es básica. Cuando se busca a un profesional que nos haga una buena lectura de cartas del Tarot, lo interesante es buscar referencias de conocidos o de otras personas a las que le ha realizado una tirada de cartas previamente. Al hablar con él, nos deberemos fijar en qué tipo de explicaciones nos da, si promete cosas que son difíciles o imposibles de cumplir, o si nos promete darnos unos detalles sobre nuestro futuro que contradigan nuestro libre albedrío. Si es precavido y con una clara intención de búsqueda y acompañamiento, ese tarotista será el que puede hacer una gran tirada de cartas.